FIRMA INVITADA: "UN PUNTO DE VISTA HEURÍSTICO SOBRE OBESIDAD", por SALVADOR PERÁN MESA




UN PUNTO DE VISTA HEURÍSTICO SOBRE OBESIDAD

(y ciencia y arte y deporte)



                                                                                                              SALVADOR PERÁN MESA



Los intelectuales castúos suelen odiar el deporte y compadecer al deportista como Concepción Arenal hacía con delito y delincuente. No veo a Menéndez Pelayo salir a corretear por las praderas de la Magdalena ni a Rubén Darío realizar más actividad física que púberes canéforas cultivando el acanto, pero resulta que una de las crisis más graves con las que se enfrenta la sociedad es el sedentarismo y sus secuelas. Por otra parte existe una segregación entre ciencia y cultura como si fueran asuntos incompatibles. No conocer Las Meninas y quién las pintó es señal de incultura pero desconocer el mecanismo del ciclo de Krebs que explica como obtenían las células de Velázquez la energía para pintar el cuadro no está mal visto.



Una de las evasivas con las que la inteligencia protege del presagio de la muerte es la indiferencia. La vida se vive como si no fuera con uno, como si no hubiera habido nadie antes y no vaya a existir nadie después. Cierto que se hacen testamentos y se dictan las últimas voluntades, pero es más rutina que convicción. Si de algo se puede estar seguro es de que el contrato nunca van a ser denunciado por el principal firmante. Esa displicencia hacia lo trascendente conlleva ventajas e inconvenientes, al tiempo que libera encadena. Está bien ignorar la condición material del organismo humano, siempre y cuando se respeten ciertos principios termodinámicos. Pues resulta que la pandemia que amenaza con arruinar la especie es la obesidad (se consume más energía de la que se necesita) y esto preocupa a más de mil millones de personas en todo el mundo que preferirían poder compaginar sedentarismo y salud, extremos que se alejan mucho de ser compatibles. A pesar del interés que este problema despierta en las sociedades desarrolladas, existe un número parecido de personas atrapadas en todo lo contrario (consumen menos de lo que gastan), sin que haya forma de trasvasar lo que sobra a donde falta.



            Entre las cosas que se olvidan o que simplemente se desconocen se encuentra el hecho de que el hombre actual procede de un animal que ha evolucionado durante varios millones de años en estado salvaje subordinado a ciclos de luz y oscuridad. La fisiología humana está condicionada por esas dos circunstancias: i) animales diseñados para la actividad física convertidos en sedentarios en un plazo muy corto de tiempo y ii) el hombre, como sus ancestros, vive sometido a periodos de luz (actividad), seguidos de periodos de oscuridad (descanso).



En el año de la luz, cuando se celebra el primer centenario de la publicación de la teoría de la relatividad general, me voy a permitir el pequeño homenaje de recordar el trabajo histórico que se reseña a continuación: Über einen die Erzeugung und Verwandlung des Lichtes betreffenden heuristischen Gesichtspunkt. A. Einstein. Annalen der Physik. 1905:17; 132-148. (Sobre un punto de vista heurístico concerniente a la producción y transformación de la luz), para justificar el atrevimiento que supone entreverar lo científico con lo imaginativo sin esperar, como en el caso de Einstein, que el tiempo me dé la razón.



La heurística, según el diccionario de la RAE es “Técnica de la indagación y del descubrimiento. En algunas ciencias, manera de buscar la solución de un problema mediante métodos no rigurosos, como por tanteo, reglas empíricas etc.” Es decir, lo que hace Einstein es pensar la física de manera intuitiva, sin experimentos, opina (un punto de vista) sobre el origen y la transformación de la luz sin más soporte instrumental que su mente. Con esta licencia intuyo que la obesidad, aunque se trate en libros de medicina, no es un problema médico (sus consecuencias sí), sino social. Pero antes me protejo, todavía más, acudiendo a la opinión de Epicteto, el cual decía, que el hombre no tiene nada propiamente suyo sino el uso de sus opiniones (en cuyo nombre actúo).



La enfermedad es una situación termodinámica en la que una parte del organismo adquiere capacidad para modificar el estado estacionario del sistema (opino). Para considerar que un cuadro clínico es una enfermedad se debe conocer la etiología y la fisiopatología. La obesidad es una situación termodinámica en la que el tejido adiposo modifica el estado estacionario del individuo desde el punto de vista psíquico, físico y metabólico (opino). De ahí que el tratamiento de la obesidad debe atender el sustrato psicológico, el físico (prescribiendo actividad) y el metabólico, actuando con procedimientos médicos.



Si la obesidad es un trastorno social que se expresa como enfermedad termodinámica (se altera el manejo de la energía), de la que se conoce su etiología (aumento de ingesta y disminución del gasto a causa del sedentarismo) y se sabe su tratamiento; una estrategia (que no la única) de enfrentarse a esta patología, consiste en realizar lo que se explica en este libro[1] que, además de ayudar a combatir la plaga, sirve para el entrenamiento de deportistas (de base y de élite).



La materia viva es el resultado de una serie de reacciones químicas dirigidas a mantener un estado estacionario que resista la disgregación que predice el Segundo Principio de la Termodinámica. Este principio asegura que los procesos espontáneos son irreversibles. Dicho de manera simple viene a señalar que si un vaso con agua se cae al suelo y se rompe, es imposible que espontáneamente aparezca otra vez nuevo y lleno. Su expresión matemática es la que sigue




pero si fuera necesario comprenderla para hablar de termodinámica, nunca me atrevería a opinar de esta materia. Para mi entendimiento e, incluso, para uso en las clases con las que intentaba ilustrar a futuros médicos, he empleado una expresión mucho más cercana y poética, como es el conocido poema de Antonio Machado:



Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

caminante no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.



En realidad no es más que un punto de vista heurístico de la Segunda Ley (la Ley) de la Termodinámica, con el que todos deben estar de acuerdo porque se deja entender; lo que no ocurre con el lenguaje matemático. Es posible que Antonio Machado inspirara el verso de Jaime Gil de Biedma:



y los poemas son

un modo que adoptamos

para que nos entiendan

y que nos entendamos.



Como de lo que se trata es de entender, podría ayudar el recordar que el Segundo Principio fue intuido por primera vez, que se sepa, por Heráclito, cuando advirtió que no se puede entrar por segunda vez en el mismo río: la vida como proceso espontáneo es irreversible; no se da dos veces el mismo espacio-tiempo.



Del conocimiento empírico se puede deducir que el ciclo vital para la supervivencia ha seguido la secuencia: actividad-alimento-descanso desde que el animal destinado a ser hombre luchaba por su supervivencia. Antes de la revolución científica de Newton (por proponer una fecha arbitraria), la supervivencia se basaba en la condición física. Pero en la especie humana, la ventaja física ha dejado de ser determinante desde el punto de vista social, aunque no desde el fisiológico. La obesidad y la diabetes tipo 2 son consecuencia de esa contradicción: organismos diseñados para la actividad física que se convierten en sedentarios. La obesidad es el resultado del fracaso de adaptación a la prosperidad en lugar de a la escasez para la que está preparada la especie. Y ya se sabe que a los nuevos ricos les gusta hacer alarde de lo que han carecido.



[1] El texto corresponde al capítulo tercero de La Dieta del Tigre. Ediciones del Genal. Málaga 2015.