BAEZA,ESPACIO UNIVERSITARIO EN DOS TIEMPOS: ALGUNAS CONSIDERACIONES A 24 AÑOS DE LA CELEBRACIÓN DEL QUINTO CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE BAEZA

 
 
En poco más de dos décadas, dentro de 24 años, tendrá lugar la celebración del V CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE BAEZA (1538-2038). Salvo con interrupciones conocidas a partir de la primera mitad del siglo XIX, Baeza es espacio universitario desde hace 476 años. De su importancia e interés para el desarrollo del humanismo de su tiempo, cabe poca duda; del impulso que ha supuesto la creación de la sede Antonio Machado de Baeza de la Universidad Internacional de Andalucía para nuestra tierra -y aquí incluyo no sólo a la ciudad, sino a Andalucía y a nuestro propio país-, menos duda cabe todavía. Los beneficios de todo tipo -de conocimiento, culturales, económicos y, a la postre, sociales- son tan importantes como incuantificables en buena medida, pero en todo caso han sido como lluvia de primavera sobre un campo necesitado y seco. Estos son los dos pilares que sustentan el espacio universitario de una Baeza cuya vocación por la universidad es coetánea, no pocas veces anterior,  a la de las más importantes universidades de España.
 
En lo que a mí respecta y en la medida de mi responsabilidad académica, he contribuido con todas mis fuerzas a recuperar desde el año 1983 la mejor actividad universitaria para Baeza desde que el Rector de la Universidad de Granada, Antonio Gallego Morell,  me nombrara Director del Curso de Filología y miembro del equipo que con tan gran inteligencia y grandeza de miras formó Antonio Sánchez Trigueros, Director Académico de la Universidad de Verano Antonio Machado de Baeza (Cursos Internacionales de la Universidad de Granada). Trabajábamos duro durante meses para ver fructificar en los sucesivos meses de agosto y septiembre los cursos de Filología y Teatro, entre otros cursos y actividades con directores como Mateo Revilla, del Curso de Arte, imprescindible en una ciudad como Baeza. Probablemente la programación y éxito de los cursos de los años ochenta haya servido  en cierta medida para alimentar la idea que cuajó después en la creación de la Universidad Internacional de Andalucía. Todo un acierto.
 
Por todo lo expuesto, espero que, ante la incertidumbre existente en estas semanas últimas proveniente de ciertas medidas a tomar previstas en relación con las sedes de la UNIA,  las actuales autoridades de esta Universidad con su Rector a la cabeza no olviden -o aprendan si es que no lo saben- que Baeza es espacio universitario desde hace ya casi quinientos años y que aunque sólo fuera por eso debería cuidarse y, por ello, no ponerlo en riesgo ni minusvalorarlo.
 
Por otra parte, los órganos colegiados de la UNIA y las fuerzas políticas representadas en el Parlamento de Andalucía deberían llegar a acuerdos para que esta universidad internacional alcanzara una regulación legal complementaria que la despolitizara en lo posible, esto es, que la alejara del control directo de la Junta de Andalucía tal y como ocurre con el resto de universidades andaluzas. Eso será bueno para la propia institución y para el ejercicio de su autonomía universitaria. Así se evitará la inquietud, cada vez que se produce un cambio en el rectorado como consecuencia de un cambio en la Junta, de pensar si la designación por parte del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía de un/a Rector/a para este universidad resultará positiva o negativa para esta o aquella sede, etcétera. Deberían ser autoridades y la comunidad estrictamente universitarias las que decidieran sobre esta Universidad.

En cualquier caso, nadie olvide que al igual que los dos edificios de las fotografías aquí reproducidas, sedes respectivas de la antigua Universidad de Baeza y de la Universidad Internacional de Andalucía, han logrado mantenerse vivos a lo largo de los siglos, la Baeza universitaria mantendrá su vigencia.

Ojalá que la vida se me alargue hasta llegar a ver la celebración del quinto centenario de Baeza como espacio universitario, pero si no fuera así, me cabe la esperanza de que tenga lugar tal conmemoración. Si eso ocurre, como tanto lo deseo, será un signo de la vigencia, como digo, de un espíritu universitario que anidó para siempre entre nosotros. Pasaremos las personas, pasarán los rectores y permanecerá con fuerza la institución universitaria en uno de los más hermosos territorios del alto Guadalquivir tan necesitado de cultura.

 
 
ANTONIO CHICHARRO