FRAY ANTONIO DE LA BELLA, DE LOS TRINITARIOS DE BAEZA, Y EL RESCATE DE MIGUEL DE CERVANTES EN ARGEL SEGÚN LA 'VIDA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA' DE MARTÍN FERNÁNDEZ DE NAVARRATE (MADRID, 1819)

44. Residía también a la sazón en Madrid el duque de Sesa, después de haber sido virrey de Sicilia; y a nombre y por parte de Cervantes le suplicaron sus parientes les diese un certificado de los méritos y servicios que había contraído en Italia y en las expediciones mencionadas, respecto a haber perdido, cuando le cautivaron, los despachos que traía para solicitar del Rey alguna gracia. El duque, a quien constaba la verdad de todo, expidió desde luego, con fecha de 25 de julio del mismo año, una certificación muy expresiva, sellada con sus armas y refrendada por su secretario, en que citando sumariamente los méritos de Cervantes, concluye con que era digno de que S. M. le hiciese toda merced para su rescate.

45. Este era el objeto de los afanes y solicitudes de sus padres, y para cuyo logro procuraban unos testimonios tan autorizados. Pero habiendo fallecido entonces Rodrigo de Cervantes sin el consuelo de ver a su hijo en libertad, se difirió el despacho de la pretensión más de lo que se quería y era necesario. Entre tanto se dispusieron para ir a Argel al rescate de cautivos por orden de Felipe II, de su consejo Real y de los superiores de la religión de la santísima Trinidad el R. P. Fr. Juan Gil, procurador general de aquella orden, y redentor por la corona de Castilla, y el P. Fr. Antonio de la Bella, ministro de la casa de Baeza; a los cuales se presentaron en 31 de julio de 1579 Doña Leonor de Cortinas, ya viuda, y Doña Andrea de Cervantes su hija, vecinas de Alcalá y residentes en Madrid, para entregarles trescientos   -pág. 50-   ducados, los doscientos cincuenta de la primera, y los cincuenta de la segunda, para ayuda del rescate de Miguel su hijo y hermano.

46. Para acrecentar esta cantidad continuó después Doña Leonor de Cortinas las diligencias que había meditado su marido, y dirigió al Rey una súplica, apoyada con la información judicial y la certificación del duque de Sesa, para que S. M. en consideración a los méritos de su hijo y a la pobreza en que ella estaba, le concediese algún arbitrio o gracia para rescatarle. Atendió el Rey a esta instancia, concediendo a Doña Leonor en 17 de enero de 1580 permiso para que del reino de Valencia se pudiese llevar a Argel dos mil ducados de mercaderías no prohibidas, con tal que su beneficio e interés sirviese para el rescate de su hijo; pero fue tal la mala suerte de esta familia, que no llegó a tener efecto esta gracia, porque tratando de beneficiarla, no daban por ella sino sesenta ducados.
47. Entre tanto los padres redentores emprendieron su viaje a Argel, adonde llegaron el 29 de mayo de 1580, día de la santísima Trinidad, y empezaron a tratar desde luego del rescate de los cautivos. La dificultad que tuvieron en el de Cervantes les retardó algún tiempo, porque el Rey pedía por él mil escudos para doblar el precio en que le había comprado, y amenazaba que si no le aprontaban esta cantidad le llevaría consigo a Constantinopla. Había Azan finalizado su gobierno, que por orden del Gran Turco entregó a Jafer-bajá, e iba a partir para aquella capital con cuatro bajeles suyos y de su chaya o mayordomo, armados todos con esclavos y renegados propios, llevando además la escolta de otros siete buques que regresaban a Turquía, y ya tenía a bordo a Cervantes, asegurado con grillos y cadenas. Compadecido el   -pág. 51-   P. Gil de su situación, y temiendo se perdiese para siempre la ocasión de lograr su libertad, rogó e instó con la mayor eficacia hasta conseguir rescatarle en quinientos escudos de oro en oro de España, buscando para ello dinero prestado entre los mercaderes, y aplicándole varias cantidades de la redención y de las limosnas particulares hasta completar aquella suma. Concluido este concierto, y gratificados con nueve doblas los oficiales de la galera por sus derechos, fue desembarcado Cervantes el 19 de setiembre en el momento mismo en que dio la vela Azan Agá para su destino.

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