PALABRAS LIMINARES DE SALVADOR CONTRERAS GILA A UN LIBRO DE MANUEL URBANO SOBRE MIGUEL HERNÁNDEZ Y JAÉN

La dilatada estancia en la provincia de Jaén de figuras capitales
de la poesía española universal, tales como Jorge Manrique
–cuyo nacimiento se lo disputa con todo mérito Segura de la
Sierra a Paredes de Nava-, San Juan de la Cruz –fallecido en Úbeda–,
Antonio Machado o Miguel Hernández, es algo que dota a la historia
de la literatura giennense de galas especiales, obligando por tanto y
en consecuencia a los jaeneses a su conocimiento y, por ende, a las
instituciones culturales públicas a promover su estudio y difusión en
los más diversos ámbitos, desde el investigador y académico al de de
los primeros lectores, tanto dentro como fuera de la provincia. Es por
ello que en este año de dos mil diez, en el que España celebra con
toda justicia el primer centenario del nacimiento del poeta oriolano, el
Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación Provincial de Jaén
se suma decididamente, aunque con la máxima modestia, a la efemérides
y, en el cumplimiento gozoso de sus fines, edita este ensayo, Ruiseñor
de fusiles y desdichas. Jaén en la vida y obra de Miguel Hernández, del
que es autor Manuel Urbano Pérez Ortega, en el que se recoge, casi
como si de un minucioso diario se tratara, el latir de los cordiales del
sentimiento de Hernández y el testimonio de su estancia jaenesa en
días capitales de su existencia, los de la primavera de mil novecientos
treinta y siete, en los que, de seguro, vive sus horas más intensas de
amor, poesía y guerra, y durante los cuales, así mismo, tienen lugar
los sucesos bélicos de mayor trascendencia de la guerra civil en la
provincia: el bombardeo de la ciudad de Jaén y la toma del Santuario
de la Virgen de la Cabeza en la Sierra Morena de Andújar. A la par se
analiza con agudeza la condición y el pensar colectivo que el Orihuela
advierte en los jaeneros, o la presencia de esta provincia y su paisaje
en la obra hernandiana toda –prosa, poesía y teatro–, en esos momentos
tan cruciales de nuestra última contienda fratricida en los que no
hubo espacio para la neutralidad ni la indiferencia, dando como resultado
una lectura novedosa, a la par que personal y distinta, repleta de
inquietantes puntualizaciones y limadora de enquistados tópicos adobados
por la pereza intelectual o el sectarismo político de uno u otro
signo, en la que, junto al dato objetivo y hasta ahora rigurosamente
inédito, se dan ahormada cita las conclusiones mayoritariamente
aceptadas a las que ha llegado la crítica especializada última.
Mas suspendamos estas palabras liminares, que bien lejos de
nuestro ánimo se encuentra tanto la exégesis como la crítica; no obstante
ello, y aunque caigamos en abierta contradicción con nuestros
recién expuestos propósitos, queremos reseñar el certero lenguaje
empleado por el autor de este ensayo, ofreciéndonos en él unas páginas
repletas de la más amena erudición, amén de ingente cantidad
de documentación gráfica, posibilitando con ello su lectura tanto a
lectores no iniciados, como a los especialistas en un autor cuya obra
ha pasado de estar injusta e incivilmente encadenada al silencio, a
ser profusamente difundida por los más distintos medios y propiciar
–acépteseme la expresión simbólica– la explosión de las baldas en las
estanterías de las bibliotecas y la sonrisa de los tejuelos por la ingente
cantidad de bibliografía que ha producido. Este objetivo conseguido
por el autor de ofrecer en cuidada edición y en muy bien ahormado
ensayo la obra y vida jaenesa hernandiana al más amplio abanico de
ojos y conciencias, a mi ver, no es más que, ahora como siempre, una
permanente comunicación de conocimientos y búsqueda de diálogo
con todos los individuos; a la postre, el objetivo primero e indeclinable
de este Instituto.

                                               SALVADOR CONTRERAS GILA
                                             Consejero Bibliotecario del Instituto de Estudios Giennenses


Enlace al texto completo de la publicación en ELUCIDARIO. SEMINARIO BIO-BIBLIOGRÁFICO MANUEL CABALLERO VENZALÁ, año 2010, Extraordinaio 2