"GRACIA Y ALEGRÍA DEL ALTO GUADALQUIVIR", POR RAFAEL LAÍNEZ ALCALÁ

GRACIA Y ALEGRÍA DEL ALTO GUADALQUIVIR

                          A María Elena Gómez-Moreno


Alegre Guadalquivir,
niño de la cumplida gracia,
en su cuna de Cazorla
por sendas de pinos canta;
y ya mozo tempranero
hasta la campiña baja,
abriendo sus cauces anchos
para mejor abrazarla,
en sábanas de trigales
rubios de espigas doradas.

Bate sus alfanges rotos
al pie de las lomas altas
y va prendiendo olivares
en hilos de verde plata;
y tan flamenco discurre
por la gracia de sus aguas
que hasta los juncos le bordan
caireles de filigrana,
y los cortijos del llano
le ven pasar con nostalgia;
en besos de cal morena
le envían sonrisas blancas;
los álamos y los chopos
su despedida le cantan,
temblorosos de rumores,
por los dedos de sus ramas.

Se aleja el río soñando
y en la gloria de sus aguas,
los crepúsculos abrevan
temblor de luces doradas,
que en noches de plenilunio
fingen mantillas de plata,
cuando la luna rendida
le besa al río la espalda.

Por camino de olivares
Úbeda sus torres alza
y envuelve al río en deseos
lejanos para sus ansias,
haciéndole mil zalemas
el cristal de sus ventanas,
arroyos secos que fingen
Guadalquivires fantasmas.

Y Baeza en los balcones
de su vejez despeninada
también hace al río señas
para que suba a abrazarla;
transida de sus ayeres,
sueña que el río es la espalda
que adivinó tantas noches
asomada a las murallas
como una doncella mustia
triste de desesperanzas.

Y ya, camino de Andújar,
el río su triunfo canta
moviendo por sus orillas
sueños de plata cansada
en los cerros y en los valles
que los olivos asaltan.

Toros y caballos ruedan
alrededor de sus lanzas,
jinetes locos provocan
agrio rumor de retamas
clavando de gloria antigua
voces que en Bailén triunfaban.

Y cuando, ya en Marmolejo,
el río a Córdoba marcha,
por las tierras de Jaén
se han prendido luces claras,
estrellas de cielos limpios,
ojos y bocas serranas.

Guadalquivir tempranero,
mozo de ardida arrogancia,
sonríe, niño, en Cazorla,
en Úbeda se engalana
con las chorreras de surcos
que en sus lomas se desgajan,
en Baeza y en Andújar
sueña, rememora y canta;
y ya, con garbo de río,
lleno de experiencia y gracia,
hacia Córdoba camina
soñando en sus tierras altas.

         RAFAEL LAÍNEZ ALCALÁ

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El Guadalquivir a su paso por el Puente del Obispo, término de Baeza, en un invierno lluvioso

El poema, aparecido en 1934, ha sido recogido por Manuel Urbano Pérez Ortega en Del Guadalquivir al Tormes. Antología poética de Rafael Laínez Alcalá, Jaén, Diputación Provincial de Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1999, pp. 181-183.