Fotografía de Vicens Vives (cedida por Albert Vicens) |
Jaume Vicens Vives depurado en Baeza
En el año 2010 se está conmemorando el centenario del nacimiento del historiador catalán Jaume Vicens Vives así como el cincuentenario de su muerte. La ciudad monumental de Baeza, muy a su pesar, aparece en su biografía como destino no solicitado. Y es que no pudo permanecer ajeno a la convulsa historia de su tiempo.Como consecuencia de la rigurosa normativa de las autoridades del naciente régimen de Franco fue sometido a un expediente de depuración en 1939. Tras dos años de suspensión de empleo y sueldo tuvo nuevo destino a partir de febrero de 1943 en la cátedra de Geografía e Historia del Instituto de Baeza.
Dentro de la biografía del historiador catalán es poco conocida su vinculación con la ciudad andaluza de Baeza de cuyo Instituto fue catedrático y sin embargo tiene interés porque es indudable que Vicens constituye una de la cimas de la historiografía de su tiempo. Ya relataba en un artículo en Destino fechado el 16-9-1950 cómo en el Congreso Internacional de Historia de París los hechos políticos habían perdido supremacía frente a la nueva historia en donde los aspectos geográficos, sociales, económicos y culturales se sobreponían a aquellos. Él va a impulsar esta nueva concepción histórica con avances interpretativos muy significativos en lo social y en lo económico. Siempre dándole entrada a los documentos de archivo que tan bien aprendiera a consultar desde los tiempos de universitario con el catedrático Antonio de La Torre. El mismo Vicens lo recordaba en 1956 en su discurso de ingreso en la Real Academia de Buenas Letras: “Su docencia se completaba en el Archivo de la Corona de Aragón (…) Allí cada mañana (…) reunía a sus alumnos (…) (y) enseñaba a leer los documentos, a comprenderlos y a interpretarlos…”
Una vez concluida la Guerra Civil hay una voluntad clara por parte de las nuevas autoridades de que no ejerza la función pública cualquier sospechoso para el régimen autoritario que emergía. Por ello los funcionarios en su conjunto fueron sometidos a una revisión de sus actuaciones durante la contienda. En ese sentido el 25 de agosto de 1939 en oficio se le notifican cargos por parte del presidente de la comisión de depuración. En concreto el haber llevado a cabo su matrimonio civil en la Universidad de Barcelona de la mano del rector Pere Bosch Gimpera y haber aceptado ser nombrado Comisario-Director del Instituto Maragall de Barcelona en un periodo de la Guerra Civil.
La unión civil se efectuó el 20 de agosto de 1937 pero el día anterior se había celebrado la boda religiosa en casa de la familia Rahola como certificó el sacerdote y archivero Joseph Sanabre. Sin embargo ello no impidió que la sanción fuera la suspensión de empleo y sueldo por dos años así como su traslado fuera de Cataluña e inhabilitación para ejercer cargos directivos y de confianza.
Durante los dos años de suspensión el historiador se dedicó sobre todo a la docencia privada y comenzó algunas actividades editoriales que le llevaron a fundar en 1942 la Editorial Teide, germen de la actual Vicens Vives. Incluso le comenta en carta de 8 de marzo de 1942 a su amigo Santiago Sobrequés: “¿Quién iba a decirme a mí que me ganaría la vida mucho mejor manejando la pluma que en la cátedra?”.
En el Álbum Vicens se recogen testimonios del historiador en aquellos momentos de injusticia. En una carta a su maestro de 5 de mayo de 1942 le refería que no creía que hubiera alguien tan mentecato que creyera las paparruchadas infames de los cargos que le hicieron. Y llega a decirle con un poco de orgullo: “¿Es que soy de tan poca consideración intelectual que tenga que ir a refugiar mi fracaso a Soria o a Lanzarote?”. Realmente Vicens se había estado preparando para una cátedra de universidad y las nuevas circunstancias paralizaban sus posibilidades aunque se mantenía fuerte en su vocación. Tendrá que esperar a 1947 para obtener la cátedra de la Universidad de Zaragoza.
Hoja de Servicios de Vicens Vives (1) |
Hoja de Servicios de Vicens Vives (2) |
Reproducción del documento de toma de posesión de Vicens Vives de la cátedra en el Instituto de Baeza |
El resto de documentos están referidos esencialmente a las diferentes concesiones de comisión de servicio para el CSIC y una solicitud en enero de 1944 de licencia de un mes por enfermedad. Y es que el profesor Vicens entiende este traslado –y así era- como un sacrificio, como un exilio de su entorno familiar, social y académico. Por ello va a buscar las ayudas pertinentes para conseguir estar en Baeza el menor tiempo posible, ello sin menoscabo de reconocer los valores históricos y monumentales de la ciudad. Prueba de eso es el artículo publicado en La Vanguardia en setiembre de 1943.
La estancia real es de pocos meses. Si cotejamos los documentos: toma posesión el 1 de febrero de 1943 y el 9 de marzo de 1944 ya le conceden una licencia por enfermedad. Ésta la solicita de su puño y letra con fecha 24 de enero de 1944 aunque por error el propio Vicens anota 1943. La acompañaba un Certificado médico firmado el 21/2/1944 por el Dr. Justo Covaleda Ortega en Barcelona en el que dice: “D. Jaime Vicens Vives de 33 años de edad sufre un reumatismo evolutivo cuyo tratamiento precisa de reposo relativo, incompatible con sus ocupaciones habituales”. El día 22 de abril y por intercesión de su maestro, el catedrático De La Torre, el Director General de Enseñanza Media, notifica a la dirección del Centro la adscripción del catedrático al Consejo Superior de Investigaciones Científicas durante el curso 1943-44 y así anualmente hasta que obtiene la cátedra universitaria. De su sueldo anual de 12.000 Pts. se dispone el retraimiento de 6.000 para el abono de haberes de un profesor sustituto.
Instituto Santísima Trinidad de Baeza en los años cuarenta (Foto Cristóbal-Baeza) |
Sin embargo, las condiciones del Centro no debían ser muy buenas en aquellos momentos si no más bien austeras. Hacía tres años que se habían reanudado las actividades docentes tras el paréntesis de la Guerra Civil. Era una época dura en lo económico y social por la situación del país. No obstante se habían hecho obras de adaptación tras la contienda. El presupuesto de la institución en 1943 era de 32.439 Pts. en los ingresos y 29.350 en los gastos según ha señalado Alcázar Cruz. Las actividades oficiales eran pocas limitándose a la apertura de curso o ciertas adhesiones propias del régimen.
El director que le dio posesión fue Eliseo Fernández Cobo, médico que ejercía de profesor de alemán. El claustro estaba compuesto por 35 profesores y en aquel año en concreto no había ninguna mujer. Sí en 1947: se nombró en febrero a María Teresa Jiménez Díaz como sustituta del propio Vicens.
Como sabemos la coeducación quedó suprimida con las nuevas autoridades ya en 1938 por lo que la enseñanza de niños y niñas se hacía en horarios distintos e incluso, una vez pasado algún tiempo, coincidía en horarios pero con separación de espacios de tal manera que esa situación llegó hasta principios de los años setenta. Los chicos ocupaban el edificio noble con el patio de columnas y las niñas el llamado de los capellanes. En cuanto al porcentaje de chicos y chicas en aquellos años estaba claramente a favor de los primeros con un 73 %. El número de alumnos irá creciendo. Se pasa de 288 en el curso 1942-43 a 621 en el siguiente de 1943-44. De ellos en el curso de Vicens 74 fueron alumnos libres, es decir alumnos que se preparaban en sus respectivos pueblos con la tutela de maestros y después acudían a Baeza a examinarse ante un tribunal. En el acta del claustro del 25-5-1943 se le nombra miembro del tribunal de ingreso y exámenes de alumnos libres. Al año siguiente la matrícula de libres creció llegando a los 307 y así se mantuvo hasta que fueron abriendo otros centros en la provincia pero ya en los años setenta. La verdad es que la presencia de tantos jóvenes constituía un acontecimiento en el municipio, sobre todo en la convocatoria de Junio.
La ciudad que recibió al historiador era una población de posguerra con alrededor de 18000 habitantes dedicados mayoritariamente a la agricultura. Aunque había algunos terratenientes existía un nutrido grupo social de labradores. Junto a ellos una gran masa de jornaleros en unas condiciones de vida muy duras pues aparte de su condición de braceros aquellos años fueron de malas cosechas. Con lo cual la falta de trabajo y la carestía de los alimentos hicieron necesaria, como en toda España, la presencia de las cartillas de racionamiento. Hay que esperar al Plan de Estabilización de 1959 para que comience una numerosa emigración.
Eras próximas al Camino Real de Baeza en los años cuarenta (Foto Cristóbal-Baeza) |
En cuanto a la administración el Ayuntamiento estaba presidido por Francisco Rodríguez Haro y propiamente no había actividad política. Sí un desarrollo de la nueva cultura política del régimen con presencia de la Falange y el Movimiento.
Visita del obispo García de Castro a Baeza en 1944 (Foto Cristóbal-Baeza) |
Baeza, años cuarenta: Juventudes de la Acción Católica (Foto Cristóbal-Baeza) |
Muchas calles, muchos edificios históricos se encontraban con necesidades indiscutibles de arreglo, de restauración. El paso del tiempo, usos inadecuados durante el tiempo de la contienda, abandonos… o como se decía: por la incuria de los hombres, hacían de Baeza una ciudad bella, monumental, pero sin duda en decadencia y muy necesitada de inversiones. Muchas de ellas vinieron después de la declaración de la misma como Conjunto Histórico en 1966.
El panorama urbano no era el mejor para una persona del temple de Jaume Vicens. Su nombre asociado después al de la editorial homónima se engrandecía por momentos y el ayuntamiento de la ciudad acordó en sesión de 30 de enero de 1990 ponerle su nombre a una calle del casco histórico aledaña al solar del antiguo alcázar medieval. El historiador igualmente siempre recordó la ciudad con reconocimiento a su importancia histórica y monumental y en obras historiográficas la cita en numerosas ocasiones proporcionando datos de diverso tipo. Además su vida estaba en Cataluña. Tras su marcha de alguna manera hubo contactos que se pueden rastrear en el fondo Vicens Vives de la Biblioteca de la Universidad de Girona. Allí se guardan, entre los documentos, felicitaciones de profesores y del Director del Instituto enviadas con motivo de sus notables éxitos.
Su temprana muerte privó a Cataluña y al conjunto de España de un historiador de fuste, de gran determinación, que estaba en un momento de plenitud. No obstante dejó su estela en la historiografía con sus discípulos y en el ámbito editorial con su propia familia.
RESUMEN BIOGRÁFICO
Jaume Vicens Vives (Girona, 1910 - Lyon, 1960). Estudió el Bachillerato en Girona y Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona (1926 a 1930), donde tuvo como profesor y maestro al cordobés Antonio de la Torre (1878-1966), catedrático de Historia de España . Estudioso del siglo XV, leyó en 1936 su tesis doctoral titulada Ferran II i la ciudat de Barcelona. Fue Catedrático de Geografía e Historia desde 1935 en varios institutos. En 1947, gana la cátedra de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y al año siguiente, la de Barcelona.
Vicens Vives fue un gran investigador y sus trabajos supusieron una renovación historiográfica en la España de los años cincuenta en especial a partir del IX Congreso Internacional de Ciencias Históricas de París (1950).
Autor de numerosas obras en castellano y catalán: Historia de los remensas en el s. XVJuan II de Aragón (1953), El gran sindicato remensa (1954); publicó obras de síntesis como Aproximación a la historia de España (1952), Industriales y políticos del siglo XIXHistoria social de España y América (1957-1959) y fundó la revista Estudios de historia moderna (1951-1959) y el repertorio bibliográfico Índice histórico español (1956). (1945), (1958); dirigió la obra colectiva
Llevó a cabo una importante labor divulgativa a través de libros de texto desde la editorial Teide fundada por él en 1942, germen de la actual Vicens Vives.
DEL ARTÍCULO DE VICENS VIVES “NIDO REAL DE GAVILANES”
publicado en “La Vanguardia” el 4/9/1943 bajo el seudónimo de Lorenzo Guillén.
publicado en “La Vanguardia” el 4/9/1943 bajo el seudónimo de Lorenzo Guillén.
“De aquel siglo XIII de hierro y de victorias de la Cruz apenas quedan testigos de la magnífica arqueología de la población. Porque, desde luego, Baeza es una ciudad monumental. No diré que este hecho sea muy conocido, a no ser por un grupo de eruditos y amantes del arte hispánicos; incluso muchos baezanos parecen olvidarlo, quizás abrumados por la densidad de sus templos y palacios. Las rutas del tráfico han contribuido a que la ciudad mantuviera sus secretos (…). Y así el turismo de agenda (…) pasa raudo, (…) mientras Baeza se conserva impoluta –quizás gracias a Dios- de la curiosidad impertinente de los viajeros “standard” y de la necedad de los “cicerones” oficiales”.
CARTA DE JAUME VICENS A SANTIAGO SOBREQUÉS (Baeza, 22/5/1943).
Reproducida en Álbum 1910-1960 Jaume Vicens Vives, Barcelona, 2010 (Selección).
Reproducida en Álbum 1910-1960 Jaume Vicens Vives, Barcelona, 2010 (Selección).
“Aquí en Baeza se respira un aburrimiento terrible, como no te puedes ni imaginar. Afortunadamente, me traje alguna cosa para trabajar; pero hasta eso se me está acabando. (…) Como es lógico suponer, hace diez días que estoy aquí y ya he olvidado hasta la guerra, porque aquí nadie habla de nada. En fin, veremos si este sacrificio de ahora me servirá de algo, ya que si no es así, estoy dispuesto a enviarlo todo al cuerno”.
BIBLIOGRAFÍA
Alfonso Mola, Marina, Ibáñez Alfonso, María Aurora, Tornero Gámez, Antonio, Una mirada andaluza. Foto Cristóbal. Torredonjimeno, Fundación Caja Rural de Jaén, 2010.
Cruz Rodríguez, Mª Alcázar, Historia del Instituto Santísima Trinidad de Baeza (1.869 – 1.953). Jaén, Universidad de Jaén, 2.002.
Muñoz Lloret, Joseph M (Ed.), Álbum 1910-1960 Jaume Vicens Vives, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Barcelona, 2010.
Muñoz Lloret, Joseph M, Jaume Vicens Vives. Una biografía intelectual, Edicions 62, Barcelona, 1997.
JOSÉ LUIS CHICHARRO
Doctor en Historia
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El presenta artículo ha aparecido en versión no digital en Andalucía en la historia, núm. 30.