ANTONIO MUÑOZ MOLINA COMENTA BREVEMENTE SUS LIBROS

 

Antonio Muñoz Molina, escritor nacido en Úbeda y constructor del espacio literario de Mágina y de un mundo narrativo de insoslayable interés para los lectores de este blog, ofrece en su web oficial (http://antoniomuñozmolina.es/) un breve comentario de sus libros que reproducimos a continuación. Precisamente, en su novela En ausencia de Blanca, de 2001, aparece en alguna de sus páginas Baeza como instrumento de espacialización narrativa.

 

"EL ROBINSON URBANO, 1984

El principio de todo. Yo mismo pagué una edición de 500 ejemplares que un amigo fue repartiendo por las librerías de Granada. Pamiela lo reeditó en Pamplona unos años más tarde, y Seix Barral en 1993, con un prólogo de Pere Gimferrer. A mí me parece un libro demasiado juvenil y literario, pero sigue teniendo lectores, jóvenes y literarios sobre todo.

BEATUS ILLE, 1986

Empecé a inventar mi primera novela con 22 años, en la cafetería de la facultad de Letras de Granada, y la terminé con 29. Gimferrer, que lo lee todo, había leído por una improbable casualidad El Robinson Urbano, y quiso saber si estaba escribiendo alguna novela. Cuando me dijo que Seix Barral la iba a publicar no podía creérmelo. Me gusta acordarme de las protagonistas femeninas, Inés y Mariana. Uno debe enamorarse un poco de las mujeres de sus novelas.
Premio Ícaro, 1986

DIARIO DEL NAUTILUS, 1986

Me gusta imaginar las series de artículos como capítulos de un libro posible, con un hilo conductor sugerido en el título. Éstos los publicaba semanalmente en Ideal en 1984 y 1985 con una sensación de invisibilidad casi perfecta. La primera edición, en la editorial de la Diputación de Granada, tiene una portada de Juan Vida. Cuando Mondadori reeditó el libro en 1989 hice una poda implacable de adjetivos borgesianos, pero no pude limpiarlo del todo de lo que llamaba Onetti “literatosis”, me temo.

EL INVIERNO EN LISBOA, 1987

Quería escribir como soñando una película o tocando una música de jazz, y que el lector se dejara llevar sonámbulamente por la historia de los dos amantes que se buscan y se pierden y nunca llegan a encontrarse, y si se encuentran huyen el uno del otro. No podía imaginar que este libro iba a cambiarme la vida. Cuando salió yo era un funcionario municipal que escribía en sus ratos libres. Un año más tarde era un escritor que había dejado su trabajo seguro en el ayuntamiento. Tengo mucha gratitud a esta novela, pero me siento muy lejos de ella.
Premio de la Crítica, 1988
Premio Nacional de Literatura, 1988

LAS OTRAS VIDAS, 1988

Mi amigo Julio Ollero, que dirigía Mondadori, publicó estos cuatros relatos en una colección de aire menor y diseño muy atractivo. En esos años los periódicos y las revistas encargaban cuentos a los escritores, costumbre que se perdió después, dejándonos sin el aliciente tan valioso del encargo, que le fuerza a uno a encontrar lo que por su cuenta no habría buscado.

BELTENEBROS, 1989

Quise contar la resistencia comunista contra Franco con un tenebrismo de novela negra verdadera: la negrura doble de la tiranía y de la clandestinidad en la que a veces no se distinguía claramente la lealtad de la traición. Quise lograr un efecto de cuento policial de Borges y de novela de espías, y muchas veces he temido que el manierismo de la trama y el estilo no me dejaran tocar la verdad, la de aquellas vidas acosadas. Quizás, con el tiempo…

CÓRDOBA DE LOS OMEYAS, 1991

Uno de aquellos encargos editoriales que hacía en Planeta el inolvidable Rafael Borrás, para una colección que se titulaba Ciudades en la Historia. Intenté ser imaginativo y riguroso, pero quizás me dejé llevar demasiado por la literatura. En la introducción me atreví a intentar una escritura en tránsito, sin andamio argumental ni invención, puro relato de lo que va sucediendo, a la manera de Pla y de Walter Benjamin en Dirección única: el relato simple de alguien que camina por Córdoba.

EL JINETE POLACO, 1991

Cuántas novelas, ahora que lo pienso, en tan pocos años. En ésta me atreví por primera vez a hacer ficción partiendo de la experiencia inmediata de mi vida y la de mis mayores, sin el filtro de los géneros, y sin los sobreentendidos del pudor. Quería contar la pasión amorosa con una vehemencia aprendida del Cantar de los cantares, y de Bella del Señor, de Albert Cohen, que me daba tanta envidia mientras la leía. Seix Barral publicó la edición corregida en 2003.
Premio Planeta, 1991
Premio Nacional de Literatura, 1992

LOS MISTERIOS DE MADRID, 1992

Me hicieron una propuesta tentadora de El País y me lancé sin red: escribir un folletín día por día durante el mes de agosto. Iba por Madrid –sobre todo por los distritos de la Latina y centro, donde habíamos empezado a vivir Elvira y yo por entonces- y me imaginaba escenas de una historia insensata y paródica. Me gustó rescatar a un querido personaje de El Jinete Polaco y de un cuento anterior, Lorencito Quesada. Un crítico muy importante entonces se me quedó mirando cuando salió el libro y me señaló con el dedo: “Mañana me cargo tu novelita en mi periódico”. Y cumplió su promesa.

NADA DEL OTRO MUNDO, 1993

Mi segundo y último libro de relatos, que incluye casi todos los de “Las otras vidas”. El que da título a la colección es casi una novela corta. En los relatos, más que en las novelas, no me ha costado nada ser irónico, ni jugar con lo fantástico, ni moverme por escenarios contemporáneos. Me da pena no haber escrito más.

LA REALIDAD DE LA FICCIÓN, 1993

Cuatro ensayos en los que quise poner en limpio mis ideas sobre el oficio de contar. Nacieron de una serie de conferencias que había dado a principios de 1991 en la Fundación Juan March, en Madrid. La edición la hizo Abelardo Linares en su editorial Renacimiento, y el gato de la portada era de Juan Vida.

EL DUEÑO DEL SECRETO, 1994

Empezó como un encargo de relato breve y se convirtió en una novela corta y en una falsa confesión personal: la de alguien que no era yo pero que podría haberlo sido, que vive una de esas vidas fantasmas que podrían haber sido la de uno con ligeros cambios de circunstancias. Ha sido siempre un libro casi secreto, no sé si por contagio de su título.

¿POR QUÉ NO ES ÚTIL LA LITERATURA? 1994

Luis García Montero y yo juntamos fuerzas en esta diatriba contra la ignorancia y en defensa de la literatura y de la instrucción pública: dos charlas de cada uno, con un tono de militancia apasionada.

ARDOR GUERRERO, 1995

No es una “novela de la mili”. Ni siquiera es una novela: es una memoria personal en la que no me permití ni un rasgo de ficción, y en la que quise contar un tiempo convulso, el final de los años 70, a través de la experiencia de un hombre joven que se ve sometido a la disciplina militar y confrontado con zonas no muy agradables de los seres humanos, él mismo incluido. También había un esbozo de la vocación de escribir, y de la línea de sombra que según Joseph Conrad cruzamos al final de la primera juventud.

LAS APARIENCIAS, 1995

Una recopilación de artículos aparecidos en ABC y EL País en los que quise explorar al máximo las posibilidades narrativas del género, un paso más allá de la opinión y la crónica y uno o dos pasos antes de la ficción. Elvira los escogió y les puso una introducción iluminadora, explicando el modo en que muchas veces he escrito artículos sin saber que eran borradores de futuras novelas.

LA HUERTA DEL EDÉN, 1996

Durante tres o cuatro años escribí una columna semanal en la edición de Andalucía de El País: unas veces rememoraciones de mi vida en torno a aquella huerta del Edén que quiso tener mi padre en el campo de Úbeda, otras veces diatribas contra los absurdos de la política andaluza oficial, con sus fastos culturales suntosos y vacuos. Quizás habría sido mejor decir las mismas cosas sin enfadarse tanto.

ESCRITO EN UN INSTANTE, 1996

El poeta Javier Jové dirigía una colección de poesía y narrativa breve en esta pequeña editorial de Mallorca, Calima. Me invitó a darles algo, y yo reuní estos textos muy cortos, algunos publicados años atrás en Diario 16 , otros leídos como paseos inventados o reales por ciudades en Radio Nacional. Me hacía ilusión que su brevedad les hiciera parecerse a mi gran amor secreto, la poesía.

PLENILUNIO, 1997

Un regreso a la novela-novela, después de una ausencia larga, y a una Mágina a la que me gustó mucho volver pero cuyo nombre no se dice. La escribí con una entrega apasionada a lo que hacía, pero me alejé después de ella muy rápidamente. Mientras la escribía estaba leyendo a Simenon y a Saul Bellow, y Luz de Agosto , de Faulkner. A uno le gustaría no ser indigno de sus mejores influencias.
Prix Fémina, 1998

PURA ALEGRÍA, 1998

La pura alegría incomparable es la de inventar historias de ficción. Agrupé bajo este título los viejos ensayos de “La realidad de la ficción”, mi discurso de ingreso en la Real Academia y algunas otras reflexiones sobre el oficio de la literatura y homenajes a algunos maestros: Faulkner, Onetti y Max Aub, sobre todo.

CARLOTA FAINBERG, 1999

Una mezcla de dos géneros anglosajones que me gustan mucho, la novela de campus y el cuento de fantasmas, con un poco de parodia lingüística, a costa sobre todo de los excesos algo ridículos de la teoría literaria y la political correctness en las universidades americanas: también una reivindicación del acto de contar, y del formato admirable de la novela corta.

SEFARAD, 2001

Empezó como un cuento breve y se fue multiplicando en tantas historias entrelazadas que no había manera de darle fin. Tantos años después aún sigo descubriendo testimonios que podrían haber encajado en ésta que llamé novela de novelas, sin saber a dónde me llevaba mientras la escribía.

EN AUSENCIA DE BLANCA, 2001

Otra tentativa de novela corta, con una sospecha de novela de fantasmas, siempre bajo el hechizo de La vuelta de tuerca, que es probablemente el relato de fantasmas más perfecto que existe, hasta el punto de que no está claro si hay o no fantasmas en la historia. Tampoco creo que se sepa aquí.

LA VIDA POR DELANTE, 2002

Dejé de escribir la columna semanal de última página que había ocupado en el magazine de El País durante casi cinco años y a mi editora en Alfaguara, Amaya Elezcano, le pareció oportuno reunir una selección de esos artículos. Esa clase de libros acaban siendo siempre más bien confidenciales, pero a mí me gusta mucho leer los de otros escritores, buscando esa mezcla inestable de permanencia y caducidad que tiene siempre la literatura de periódico.

VENTANAS DE MANHATTAN, 2004

Mi regreso a Seix Barral, por una serie de casualidades beneficiosas. El libro me lo encargó mi amigo Luis Suñén, al que está dedicado. Luis dirigía Espasa, y lo echaron sin mucho miramiento justo cuando este libro estaba a punto de salir. Preferí llevármelo a otro sitio. Siempre me ha atraído una escritura de observación y viaje, de crónica y recuerdo,sin argumento, sin género preciso, tomando cosas de unos y otros, a la manera de Bruce Chatwin. Desde que era muy joven había tenido la idea de que alguna vez escribiría un libro sobre Nueva York.

EL VIENTO DE LA LUNA, 2006

El verano de 1969 en Mágina visto a través de los ojos de un chico de 13 años y por el visor de las escafandras de los astronautas que caminaron sobre la luna, dejando huellas en el polvo tal vez indelebles durante siglos porque en la luna no hay viento: ese momento del final de la infancia en el que un hijo se despide de su padre sin alejarse de él, y sin imaginar todos los años que le harán falta para recobrarlo. Escribía en Nueva York queriendo revivir las sensaciones exactas de treinta y tantos años atrás. Pensaba en unos versos de Antonio Machado: Sólo recuerdo la emoción de las cosas/ y se me olvida todo lo demás./ Grandes son las lagunas de mi memoria.

DÍAS DE DIARIO, 2007

La revista Eñe me había encargado llevar un diario durante unos meses. A mi editora Elena Ramírez se le ocurrió publicarlo en esa colección cuidada y menor que se titula “Únicos”. El diario resultó ser el de la escritura de El viento de la luna, y el de mi vida doble entre Madrid y Nueva York.

LA NOCHE DE LOS TIEMPOS, 2010

Iba en un tren por la orilla del Hudson en el otoño de 2006 y me daba cuenta de que en ese tren, en ese viaje, en esos bosques sumergidos en los rojos del otoño, en las casas con ventanas iluminadas que se veían al anochecer, en la universidad a la que yo iba cada cierto tiempo a dar unas charlas, Bard College, había una historia, quizás un relato no muy largo sobre un hombre que ha huido de su país en guerra, tal vez Yugoslavia en los primeros años 90. En poco tiempo el hombre era un español y la guerra la nuestra, y la historia crecía tanto que yo me sentía perdido en ella, desalentado por su dificultad.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA"

 Fotografía de Antonio Muñoz Molina de Jesús de Miguel